Piel Normal.
Puedes considerarte una mujer afortunada: tienes una piel equilibrada, fina, suave y con poros casi invisibles. Pocas veces te salen granos o espinillas, y tampoco sueles sufrir reacciones alérgicas a los productos cosméticos. Será más probable que tengas el tipo de cutis normal si el tono de tu piel es cálido medio o frío medio.
Cuidados. El reto que plantea una piel normal es el de mantenerla en ese estado el mayor tiempo posible, conservando su equilibrio natural de aceites y humedad.
Limpieza. Utiliza para el lavado facial un producto de pH equilibrado o una leche limpiadora y enjuágate bien para asegurarte de que la piel quede perfectamente limpia.
Tonificación. Utiliza agua de rosas o un tónico refrescante para revitalizar la piel; evita los tónicos astringentes o los que contengan alcohol.
Hidratación. Protege tu piel y mantén los niveles de hidratación con un producto hidratante de densidad ligera o media y aplícate un gel en la delicada área del contorno de los ojos.
Utiliza un producto altamente hidratante los días en los que tu piel necesite una mayor protección, por ejemplo durante el invierno, cuando es posible que se reseque.
Piel Seca.
Tu piel tiende a secarse a medida que te haces mayor, aunque se puede tener la piel seca, a cualquier edad. Este tipo de piel puede parecer escamosa y fina, y presenta poros muy pequeños. El aire acondicionado, el viento y el sol aumentan la sensación de sequedad. El cutis seco se observa tanto en pieles de tonos fríos como cálidos.
Cuidados. La piel seca necesita tratamientos suaves y estar bien nutrida para mantenerse sana y elástica. Tu objetivo debe ser potenciar la hidratación de la piel para que tenga un aspecto suave y terso.
Limpieza. Utiliza una crema limpiadora, un líquido limpiador muy rico o un jabón hidratante sin perfume.
Tonificación. Después de limpiarte el cutis, rocíate el rostro con agua fría para activar la circulación, o utiliza un tónico suave que no contenga alcohol.
Hidratación. Usa una crema nutritiva enriquecida para el día y para la noche.
Bebe abundante agua para mantener el grado de hidratación de la piel e incluye en tu alimentación muchas verduras y frutas fresca para nutrirla.
Piel Sensible.
Se irrita con facilidad y es propensa a sufrir picores y a mostrar molestas erupciones. Aunque lo más habitual es que sea seca, es posible que sea mista o grasa. Este tipo de pieles suele reaccionar adversamente a ciertos cosméticos, que provocan reacciones alérgicas. Las personas con un tono de piel claro y frío suelen tener el cutis sensible.
Cuidados. Tienes que tratar tu piel con mucha suavidad y utilizar la menor cantidad posible de productos. Busca fórmulas hipoalergénicas o dermatológicamente probadas que no contengan agentes irritantes
Limpieza. No utilices jabón, ya que puede alterar el equilibrio natural de tu piel e incluso aumentar su sensibilidad. En su lugar, emplea una crema o una loción limpiadora muy suave.
Tonificación. Usa agua templada en vez de fría y evita los tónicos, ya que también pueden irritar tu cutis.
Hidratación. Utiliza una crema hipoalergénica suave, preferiblemente que conga filtro solar.
No utilices nunca un producto nuevo antes de realizar un test. Aplica una gota detrás de la oreja y espera 48 horas para ver si se produce alguna reacción.
Piel Grasa.
No es exclusiva de las adolescentes: a los 20 y a los 30 años muchas mujeres también tienen este tipo de cutis, que suele presentar poros grandes y mostrar un aspecto brillante, debido a que las glándulas sebáceas, productoras de grasa, tienen una gran actividad. Esto hace que las pieles grasas sean más propensas a la aparición de granos y espinillas, pero, como contrapartida, esa hidratación extra hace que envejezcan más lentamente que las de otros tipos. Las pieles de tonos oscuros y cálidos son las más propensas a padecer un exceso de grasa.
Cuidados. La piel grasa atrae más suciedad que otros tipos de piel, pero sólo necesita un tratamiento suave para mantenerla limpia. Las lociones fuertes o la limpieza agresiva pueden estimular las glándulas sebáceas y hacer que la piel se vuelva aún más grasienta.
Limpieza. Lo mejor es una loción suave, o bien una leche o un gel limpiador. Los espumosos son excelentes, porque disuelven la grasa.
Tonificación. Refréscate la piel con un tónico que contenga alcohol, pero sólo cuando tenga un aspecto muy brillante. Busca la palabra "astringente" en la etiqueta. Los aceites de hamamelis, de árbol de té y de pomelo son tónicos naturales excelentes para las pieles grasas.
Hidratación. Utiliza una fórmula de base acuosa para el contorno de los ojos, las mejillas y el cuello, pero no para la nariz, la barbilla o la frente, que son zonas ya de por sí grasas. Busca las palabras "no comedogénico" en la etiqueta, pues indican que se trata de un producto que no obstruye los poros.
Aplícate una mascarilla facial de arcilla para eliminar el exceso de grasa y combatir las erupciones.
Piel Mixta.
Presenta zonas grasas y zonas normales; generalmente la de las mejillas es normal, mientras que la de la nariz, la barbilla y la frente es grasa. A causa de su forma, esta área se denomina "zona T". Las mujeres con un tipo de piel cálido o frío pueden tener el cutis misto.
Cuidados. Es recomendable tratar cada área del rostro de la forma más adecuada, ya que, por ejemplo, los productos idóneos para la nariz grasa pueden resultar demasiado agresivos para la piel fina de las mejillas.
Limpieza. Utiliza un gel o una leche limpiadora para la zona T, y una crema para las mejillas y el cuello.
Tonificación. Usa un tónico astringente o un producto natural, como loción de hamamelis, para la zona T, y agua corriente o agua de rosas para las otras áreas.
Hidratación. Para una correcta hidratación del cuello, de las mejillas y de la frente, debes emplear un producto con una fórmula ligera y no grasa, que contenga filtro solar. Asegúrate de que sea "no comedogénico". No es necesario hidratar la barbilla y la nariz, pues estas áreas producen suficientes aceites naturales.
Utiliza un minimizador de poros para la zona T, con objeto de unificar el aspecto de la piel. No estropees una piel mixta limpiándola o hidratándola excesivamente.