Siéntate cómodamente en un lugar donde nadie pueda molestarte y prepárate para iniciar el ritual de cuidados. Coge 2 toallas grandes, coloca un barreño con agua muy caliente sobre una de ellas y prepárate para relajarte.
Necesitarás:
- Un barreño lo bastante grande como para que te quepan dentro los pies perfectamente planos.
- Dos toallas grandes y esponjosas.
- Sales en cristales.
- Aceite de oliva.
- Un aceite esencial.
- Exfoliante para pies.
- Lima para pies o piedra pómez.
- Crema hidratante de base oleosa.
Comienza con un baño aromático.
Añade al agua un par de cucharadas de sales en cristales con propiedades desintoxicantes y aceite de oliva hidratante, después añade unas gotas de aceite esenciales relajante. Sumerge los pies en el barreño con el agua caliente y relájate durante 10 min.
Exfolia las durezas de la piel.
Una vez transcurrido el tiempo de remojo, sécate los pies y frótelos muy bien con una toalla suave. Utiliza un exfoliante de grano pequeño, mas suave para la piel. Para eliminar las pieles más duras, frótelas con una lima para pies, o con una piedra pómez, con suaves movimientos circulares.
Deja que penetre la crema hidratante.
Cuando tus pies todavía estén húmedos, aplícales un producto hidratante de base oleosa. La cremas que contienen lanolina son especialmente eficaces, pues las plantas de los pies carecen de glándulas sebáceas productoras de sustancias oleosas, de modo que se secan con facilidad.
Mueve los dedos.
Por último, ejercita todos los músculos de los pies con algunos movimientos, para eliminar tensiones. Empieza con unas simples rotaciones de tobillo y después flexiona los pies hacia arriba y abajo varias veces. Encoge y estira los dedos y termina moviéndolos rápidamente.
- Aceite esencial de lavanda: No sólo es antiséptico, antitranspirante y antifúngico, sino que también tiene efecto relajante sobre todo el cuerpo.
- Sales en cristales o Sales de epsom: Son antisépticas, ayudan a exfoliar la piel, mejoran la circulación y eliminan las toxinas acumuladas.
- Aceite esencial de eucalipto: Es astringente estimula la circulación y hace que sientas sensación de hormigueo en los pies, como si te hubieses dado un masaje, pero sin tocarte.
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