Conocer el tipo de piel que tienes y sus necesidades te permitirá aplicar un programa de cuidados que dará a tu rostro un aspecto más saludable y atractivo.
Los bebés y los niños tienen una piel tan perfecta, suave, tersa e hidratada, que sólo requiere un simple lavado para que esté fresca y limpia. Sin embargo, a medida que envejece, la piel cambia y su cuidado requiere más tiempo y trabajo. Además, con los años también se vuelve más vulnerable a los efectos adversos causados por los cambios hormonales y, cómo no, por el estado emocional. También influyen negativamente factores como el clima, la contaminación ambiental y, por supuesto, una alimentación inadecuada. Para darle a tu cutis los cuidados que necesita, debes comenzar por saber cuál es tu tipo de piel.
Observa tu cutis regularmente y sigue el programa de cuidados más indicado para las necesidades de tu piel.
Datos sobre la piel.
- Tiene terminaciones nerviosas que hacen posible la percepción de calor o de frío, así como sensaciones de tato, dolor, presión o tensión.
- Consta de dos partes principales: una fina capa externa llamada epidermis y otra interna mas gruesa, denominada dermis.
- La dermis contiene colágeno y elastina, sustancias responsables de la firmeza de la piel y de su aspecto terso y saludable.
- La piel sigue un ciclo mensual: en la base de la epidermis se forman células nuevas que tardan alrededor de un mes en alcanzar la superficie y desprenderse.
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