Utilices o no una base de maquillaje, debes ponerte polvos. Bien aplicados, dan un acabado mate, fijan la base y completan tu look.
Cualquiera que pase mucho tiempo delante de una cámara sabe lo importante que son los polvos faciales. Los polvos en sí mismo no tienen que verse, pero constituyen una de las bases más importantes para mantener un cutis impecable durante todo el día. Los polvos idóneos, aplicados siguiendo una técnica correcta, pueden fijar de manera invisible la base de maquillaje y evitar que el corrector se corra, aportar un acabado mate, eliminar los brillos, uniformizar el tono de piel, homogeneizar la extensión de la sombra de ojos y del colorete y suavizar una aplicación demasiado pesada de base de maquillaje.
Elige el color más adecuado para ti.
- Aplícate siempre los polvos de maquillaje sobre la piel bien limpia e hidratada. Espera a que la crema hidratante haya penetrado bien antes de empolvarte, y escoge el color de polvos lo más parecido a tu tono de piel.
- Los polvos translúcidos dan muy buenos resultados aplicados sobre fondo de maquillaje y corrector, porque fijan la base sin alterar el color.
- Asegúrate de que los polvos sean realmente translúcidos observándolos a la luz del día. No elijas polvos muy claros, porque te darían un aspecto enfermizo.
- Utiliza una sombra ligeramente más clara alrededor de los ojos para darles brillo. Aplica sólo una pequeña cantidad y con un toque ligero, pues de lo contrario puedes resecar la delicada piel de esta área del rostro o acentuar las arrugas.
- Evita los polvos más oscuros que el tono de tu piel, pues pueden acentuar una piel poco uniforme y hacer que tu rostro adquiera un tono sucio y manchado.
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