Un maquillaje en polvo bien aplicado realzará tu cutis y le dará un aspecto fresco. Descubre cuál es el más adecuado para tu tipo de piel y tus necesidades de belleza.
Un cutis pálido y mate se convirtió en el ideal de belleza para las mujeres del siglo XVI, que utilizaban un producto altamente tóxico (óxido de plomo), para conseguir un aspecto blanco compacto.
En las décadas de 1940 y 1950 las glamurosas estrellas de Hollywood volvieron a poner de moda los rostros empolvados, pero entonces, como siglos atrás, el acabado resultaba pesado y empatado.
Hoy se dispone de fórmulas cuidadosamente molidas, que consiguen un efecto muy delicado sobre la piel. Más que cubrirlo, cuidan el cutis y son casi invisibles.
Los polvos finos proporcionan un acabado natural y dan al cutis un aspecto aterciopelado.
Útiles Esenciales.
Los polvos de maquillaje pueden aplicarse con brocha o con borla, o combinando ambos utensilios.
- Brochas: Una brocha grande y suave distribuye los polvos con rapidez y uniformidad. Puedes utilizarla para un empolvado ligero o para una aplicación más completa. Para las áreas más difíciles, de alrededor de la nariz y de los ojos, puede ser útil una brocha pequeña.
- Borlas: Las borlas de terciopelo son perfectas para empolvar los cutis grasos o las áreas con brillos. Los polvos duran más si se aplican de este modo; prueba a extenderlos con una borla y después uniformiza el acabado utilizando una brocha. Las borlas deben lavarse con regularidad.
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