Para comprobar el estado de tu cabello, deja que se seque de forma natural, no le apliques ningún producto durante un día y busca signos de sequedad o de grasa, especialmente en las puntas y en las raíces.
Cabello Graso.
Es el que presenta un aspecto grasiento y capas en las raíces, aunque las puntas parezcan resecas. Esto puede deberse a factores como el estrés o el hábito de lavarlo y cepillarlo demasiado a menudo, lo cual tiene como consecuencia la sobreestimulación de las glándulas productoras de grasa del cuero cabelludo. Utiliza un champú suave que no deje residuos y un acondicionador ligero para las puntas. Evita los productos que contienen silicona, aceites o lanolina, pues se quedan adheridos al cabello y le dan un aspecto lacio y sucio.
Para mejorar su aspecto entre lavados, vaporiza un poco de agua sobre las raíces y sécalo con el secador, utilizando un peine, para eliminar el posible exceso de grasa.
Cabello Normal.
Si tu cabello no es ni graso ni seco, tienes la suerte de tener cabello normal. Este tipo de pelo responde estupendamente a los cuidados habituales y soporta bien las agresiones del medio en el que vives. Ayúdale a que se mantenga siempre sano lavándolo y condicionándolo con esmero.
En invierno, utiliza un champú y un acondicionador con una fórmula más enriquecida para proteger tu cabello de la calefacción y del frío del exterior.
Cabello Seco.
Si lo dejas secar de forma natural, puede parecer frágil al tacto y falto de vida; las puntas pueden tener aspecto lanudo o pajizo. Lava y acondiciona tu pelo con productos suaves y aplícate una vez a la semana una mascarilla capilar que hidrate el cabello en profundidad.
El empleo habitual de productos "2 en 1" con acondicionador no es suficiente para aportar a este tipo de cabello la hidratación necesaria.
Cómo tratar un cabello que presenta varios tipos de características.
Lo más importante es tratar la parte del cabello más seca, ya que probablemente estará dañada. Cuando sucede esto, bien por el uso excesivo de productos químicos como permanentes y tintes, Bien como consecuencia de tratamientos agresivos como un cepillado demasiado vigoroso o un secado con el secador excesivamente caliente, la cutícula del pelo se arruga o agrieta; esto hace que el pelo se vuelva poroso y propenso a la sequedad.
Para combatir combatir las raíces grasientas, lávate el pelo con frecuencia con un champú que contenga proteínas y agentes humectantes como glicerina y pantenol, que ayudarán a que el cabello retenga la humedad y reducirán la sequedad.
Para rehidratar la parte seca de tu cabello, después de cada lavado debes utilizar un producto acondicionador rico en proteínas, teniendo cuidado de no aplicarlo en las raíces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario